El
síndrome de Werner, es una enfermedad genética inusual que se caracteriza por
un envejecimiento brusco y prematuro en uno de cada 7 millones de recién
nacidos vivos. El 97% de los pacientes afectados pertenecen a la etnia blanca,
pero más allá de eso no se ha evidenciado preferencia por ningún sexo en
particular. Afecta diferentes órganos y tejidos, desarrolla también baja estatura,
cráneo de gran tamaño, piel seca, calvicie, ojos prominentes, problemas
cardíacos y muchas otras características propias de la vejez.
El
promedio de vida en niños que padecen de progeria es de 13 años, debido a que
envejecen ocho veces más rápido que una persona “normal”. Sin embargo se conoce
de un caso en el que un paciente falleció a los 47 años por un infarto del
miocardio, ya que más del 80% de las muertes son debidas a las complicaciones
que surgen; como fallo en el corazón, trombosis, entre otros...
No
existe ninguna cura para esta enfermedad ni un tratamiento eficaz, pero un reciente
estudio comprobó que las células progerinas podrían ser mermadas, es decir;
frenarían el envejecimiento o en el mejor de los casos, lo detendría. Sin
embargo, la droga usada es un prototipo y aunque saben cuál es el gen causante
de la progeria, no existe cura aún. La realidad de que la mayoría de los
pacientes sólo vivan hasta la segunda década de su vida no ayuda mucho en el
descubrimiento, ya que no pueden llevar a cabo los estudios más completos y especializados,
los cuales tardarían años.
A estos niños se les conoce como "jóvenes ancianos"
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